miércoles, 11 de agosto de 2010

“La marca de un consultor”

“La marca de un consultor”



Por: Gerardo Esquer Galaviz / A0209007


Alumno de Maestría en Consultoría / ISEI

Cuando hablamos de marcas generalmente evocamos mentalmente a productos o bienes tangibles y su representación gráfica, como la manzanita de Apple o el logotipo de Nike, o bien la reconocemos por su tipografía o colores. En general, por una ilustración o imagen consistente de esa marca o nombre. ¿Es posible tener una marca como consultor? ¿Quién debe representar o personificar la marca? ¿El consultor de carne y hueso o la empresa que representa?¿Puede un consultor llegar a ser un lovemark?

Para poner en contexto, un lovemark, según su definición, crea un vínculo entre su personal, la empresa y sus marcas, inspiran una lealtad que va más allá de la razón y son propiedad de la gente que las ama.

Partiendo de esta definición y haciendo una pequeña investigación en la lista de lovermarks exhibida en este sitio, son muy contados los consultores que son considerados como tal, de hecho ninguna compañía de las que exhibe el sitio “Vault” de las firmas de consultoría más prestigiosas aparece como lovemark. Sólo pude ubicar al gurú Stephen Covey como una personalidad considerada como tal.

Todo es posible en esta vida, sin embargo, al parecer para un consultor o firma de consultoría le resulta cuesta arriba esta designación. Posiblemente porque nos falta vendernos mejor en términos de misterio, sensualidad e intimidad, elementos cruciales para conectar con las personas y generar un gran amor hacia nuestra marca.

Para aderezar este asunto, 8 de las 10 firmas de consultoría más prestigiadas, según Vault, tienen el nombre y/o apellido de su fundador. ¿Qué nos dice esto?, que detrás de una gran empresa de consultoría hay un gran consultor, pero…¿Debería ser así?, la estadística es abrumadora, el peso de la persona y su reputación son determinantes para ser considerado una firma prestigiosa, sin embargo para un consultor-emprendedor, creo que la visión de generar reputación debe centrarse en la empresa que representa, más que en la persona, ya que resulta limitada la vida de esta. En cambio la organización puede perdurar a través de generaciones, siendo negocio.

Pienso que el consultor, como cualquier otro emprendedor y haciendo referencia a Robert Kiyosaki, de Padre Rico Padre Pobre, debe empezar creando, poseyendo y controlando un sistema que le permita generar riqueza, es decir, ser DUEÑO. Este sistema debe ser una extensión del empresario, de lo contrario se convierte en un autoempleado.

Aún estas grandes firmas de consultoría que se formaron un nombre y prestigio alrededor de un nombre o apellido de sus fundadores, han trascendido precisamente por crear un sistema organizacional y empresarial.

Finalmente, aunque llegar a ser un lovemark sea casi imposible y generar un sistema empresarial que perdure a través de los años sea un reto mayúsculo, no cabe duda que seguir los principios de estos conceptos nos llevarán en la ruta correcta hacia el posicionamiento de una imagen carismática que genera lealtad y devoción hacia la marca de un consultor.



Bibliografía

http://en.wikipedia.org/wiki/Management_consulting

http://www.lovemarks.com

http://www.vault.com/wps/portal/usa/rankings/individual?rankingId1=77&rankingId2=-1&rankings=1®ionId=0